La cuestión de cuántos husos horarios debería tener un país parece sencilla en territorios "verticales y delgados" como Chile, o pequeños como Luxemburgo. Pero la complejidad aumenta en países extensos horizontalmente, como Rusia o China. Argentina se encuentra en un punto intermedio, más cercana a los primeros ejemplos. En principio, no hay razones imperiosas para que la hora no sea la misma en todo el territorio nacional. La discusión actual no se centra en adoptar múltiples husos horarios, sino en si el huso actual es el más adecuado.
Para arrojar luz sobre este debate, recurrimos a la perspectiva de Pedro Antonio Cerviño (1757-1816), un español que emigró a Buenos Aires en 1774. Cerviño, tras regresar a su país natal para formarse en la Real Academia Militar de Matemáticas y Fortificación en Barcelona, volvió a Buenos Aires en 1781 para integrarse a la Comisión de Límites con Brasil. Por encargo del virrey Gabriel de Avilés y del Fierro, realizó un plano topográfico de Buenos Aires, del curso del arroyo Maldonado y del futuro pueblo de Ensenada. Además, fue el primer director de la Escuela Nacional de Náutica. Su profunda fe lo llevó a ingresar como laico a la Tercera Orden Franciscana, siendo sepultado en el cementerio del convento de San Francisco.
El erudito en historia del pensamiento económico, Manuel Fernández López, también español radicado en Argentina, califica a Cerviño como pionero de la economía espacial.
Fernández López, conocido cariñosamente como "Manolo" por sus colegas, realizó una labor monumental al rescatar del olvido las contribuciones de numerosos argentinos y extranjeros residentes en Argentina al análisis económico. Estas contribuciones, a menudo ignoradas o subestimadas por la visión anglosajona de la historia del pensamiento económico, guardan paralelismos con el trabajo de Oreste Popescu sobre la denominada Economía Indiana.
En 2002, Fernández López destacó que el descubrimiento y desarrollo inicial de la economía espacial se asocia comúnmente con Johann Heinrich von Thünen, pero que Cerviño anticipó en gran medida sus ideas. Su obra "Nuevo aspecto del comercio del Rio de la Plata" vio la luz en abril de 1801, 25 años antes de la publicación de la obra de von Thünen. Fernández López incluso se tomó la molestia de presentar las ideas de Cerviño en lenguaje matemático.
Cerviño mencionó una variedad de categorías espaciales, como la superficie homogénea, la distancia, el centro o el puerto, y el diseño circular, señalando que los bajos de los ríos son aptos para ser utilizados como muelles. La construcción de cierto número de pequeños muelles reemplaza la falta de un único gran puerto. Cada uno de ellos promueve el desarrollo de superficies circulares dedicadas a la agricultura. Es posible aumentar el tamaño de los círculos construyendo buenos caminos. Los canales navegables los estiran.
En materia de huso horario, Cerviño aconseja que, al igual que la unidad monetaria, el huso horario es un instrumento que debe estar al servicio de objetivos como la comodidad. La eliminación de 13 ceros a la unidad monetaria local puede ser un signo de catástrofe en materia de inflación, pero ¿se imagina seguir utilizando hoy la unidad monetaria creada por la reforma monetaria de 1881?
Prestar atención a la comodidad en el caso del huso horario implica evitar situaciones absurdas. Imaginen lo que ocurriría en Argentina si, para comodidad de quienes viajan al Reino Unido, se utilizara el mismo huso horario que rige en las Islas Británicas. El frío o el calor serían extremos, y aumentaría el consumo de energía eléctrica. Sería una pésima idea.
La vida de los argentinos no tiene que estar a merced de la disponibilidad y uso de la energía eléctrica, aunque es claro que la demanda de energía eléctrica depende de las horas del día y de la noche, por lo que fijar el huso horario en función de esta última dinámica cotidiana reducirá el consumo de energía.
Es improbable que cualquier decisión colectiva deje contentos a todos. Uno puede pintar el living de su casa del color que le parezca, pero tiene que ponerse de acuerdo con el resto de los propietarios del edificio donde vive cuando deciden pintar la puerta de entrada del inmueble. La decisión sobre el huso horario debería basarse en la conveniencia de la mayoría o, en todo caso, evitar los extremos.
La idea de conformar a todos dejándoles que individualmente decidan en qué huso horario viven recuerda a Claude Frederic Bastiat, quien enseñaba por el absurdo (recuerden la petición de los fabricantes de velas, quienes no podían competir con el sol). Sin ir al extremo, es cierto que la decisión de un país de utilizar un único huso horario probablemente le resulte más razonable a quienes viven en la porción intermedia del territorio, que a quienes habitan en los extremos.
¿Qué piensan los mendocinos de que el huso horario que rige en toda la Argentina sea fijado por la conveniencia de los porteños? De hecho, hubo épocas en las que en Argentina se utilizaron dos husos horarios, de manera que quienes viajaban de CABA a Mendoza tenían que atrasar sus relojes una hora, y tenían que hacer lo contrario quienes se movían de Mendoza a CABA.
Utilizar más de un huso horario complicaba, por ejemplo, la operatoria bancaria, y probablemente también la de otras actividades.
En todo caso, la decisión de modificar el huso horario se tiene que hacer en números enteros.
Esta consideración le puede parecer una enorme tontería a quienes ignoran que Hugo Chávez, cuando fue presidente de Venezuela, se le ocurrió modificar el huso horario, ¡pero media hora! Se desconoce si la iniciativa se llevó a la práctica, aunque tampoco se cree que deba ser la mayor dificultad que tienen hoy los venezolanos para vivir en su país. De ningún país floreciente emigra aproximadamente el 20% de su población.
En Argentina, en una época, el huso horario se modificaba según la estación del año, una nueva manifestación de que estamos delante de una cuestión instrumental. Es de esperar que quienes tienen que adoptar la decisión no piensen que están en juego la soberanía, el alineamiento internacional del país, o cosas por el estilo. La elección del huso horario óptimo es, en última instancia, una cuestión de practicidad y bienestar para la mayoría de los ciudadanos.